Hay muchos mitos sobre la cesárea circulando por internet. Vamos a ver algunas de las falsas creencias más comunes:
1.- La cesárea es la manera más fácil de dar a luz.
Quizás esta sea la razón por la que cada vez más madres deciden planificar su cesárea. Se cree que es la manera más fácil, rápida e indolora de tener un bebé sin pasar por el dolor del parto.
No hay que olvidar que una cesárea es una cirugía abdominal, es decir, una cicatriz para el resto de tu vida, no solo en la parte exterior de tu cuerpo, sino también en el útero.
La cicatriz tarda en curar y en algunos casos todavía es sensible después de meses.
Y como ya os explicaba Noemi hace tiempo en otro artículo, la cicatriz no es solo física.
2.- Si tu primer parto fue por cesárea los posteriores también lo serán.
Por suerte esto no es así, y hay muchos testimonios y cada vez más, de madres que tienen un parto vaginal en su segundo o posteriores partos.
El argumento más oído para desaconsejar un parto vaginal después de una cesárea (PVDC) es la rotura de la cicatriz.
Según estudios publicados sobre el tema, la probabilidad de que esto ocurra arroja unos resultados de riesgo de rotura uterina entre un 0’2-1% , sin inducción del siguiente parto. Si el parto se induce, con gotero de oxitocina etc, entonces el riesgo sube hasta el 6%. Es decir, si se disminuye la intervención, se informa adecuadamente a la madre, se le permite realizar un trabajo de parto con postura libre, tiempo de espera suficiente, etc, el porcentaje de rotura disminuye notablemente.
3.- La cabeza del bebé es demasiado grande para poder nacer por parto vaginal.
Muchas personas pueden pensar (sobre todo en el primer parto) que la cabeza del bebé es demasiado grande para tener un parto vaginal o que la pelvis es demasiado pequeña.
El término médico para definir que el bebé no puede pasar a través de la pelvis de la madre es «desproporción céfalo-pélvica» (DCP).
La investigación muestra que es casi imposible de diagnosticar la desproporción céfalo-pélvica antes de que el parto esté en marcha. Ni es fácil predecir qué mujeres están en mayor riesgo de DCP.
Durante el siglo XVIII y XIX, la poliomielitis y el raquitismo afectaron a gran parte de la población. Estas enfermedades causaron cambios en la pelvis de la mujer. Ésta fué la razón más común para realizar una cesárea por aquel tiempo. Ahora estas anomalías pélvicas se han convertido en raras o casi inexistentes. Podéis leer más información sobre DCP en la web del parto es nuestro.
La información es poder, y si quieres evitar una cesárea INnecesaria lo mejor es estar bien informada por tu matrona o ginecólogo.
1 comentario
Muy interesante, gracias.